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“No hay 42 kilómetros planos en San Pablo”: cómo es el desafío de correr una maratón emblemática

Todos los detalles de la edición 27 de una de las competencias más importantes de Sudamérica. El minuto a minuto de una travesía con todo el espíritu brasileño
El calendario de maratones de calle del continente sudamericano tiene muchas competencias, varias de ellas muy desafiantes. En abril se realiza en San Pablo, Brasil, una competencia de indiscutible popularidad y al mismo tiempo de una dificultad propia del clima y la altimetría de la ciudad.
San Pablo es un lugar rico en competencias, empezando por su legendaria San Silvestre que se corre todos los 31 de diciembre, pero el evento para el que más se entrenan los corredores es su maratón.
En abril el clima de San Pablo es cálido y húmedo, dos condiciones típicas de la ciudad. El corredor puede estudiar todo lo que quiera el recorrido, pero el clima no lo puede cambiar. En esta edición 2023 los días prometían ser muy cálidos, casi imposibles para el desarrollo de una competencia en condiciones normales.
Pero a veces las cosas salen bien y los más de 16.000 participantes -en cuatro distancias distintas- vieron como el pronóstico se cumplía y el domingo de la carrera era el menos caluroso de toda la quincena. Con una mínima de 16 grados y una máxima de 22, la carrera se corrió con una temperatura alrededor de los 20 grados, aunque con una humedad del 74%. No es el clima ideal para un maratón, pero es lo mejor que podía ofrecer San Pablo.
La primera ola de los 42 Km salía a las 6.15 AM, cinco minutos después de los corredores de elite. En esos minutos una muy leve llovizna ofrecía un pequeño alivio. En ningún momento del día saldría el sol. Un poco de viento también ayudó a combatir el calor. Sabiendo del clima, los organizadores pusieron un puesto de hidratación prácticamente cada dos kilómetros, con agua fría en cada uno de ellos.